martes, 22 de febrero de 2011

Liliana Marescalchi

Liliana Marescalchi
Nací en Las Perdices bajo las estrellas de un campo dilatado. Los vuelos de los pájaros me atraparon irremediablemente, y los plasmé hasta el cansancio en mis primeros dibujos apenas aprendía a caminar, a modo primigenio de expresarme. Vuelos, pájaros, cielos… esos fueron mis primeros maestros.
A los nueve años escribí mi primera poesía, casi como una travesura, y desde entonces la pintura y la escritura son mi equilibrio con el universo.
Me gusta decir que como pintora son buena escribiendo y como escritora soy buena pintando.



.Espejo.

¿Hay sirenas tras los espejos en celdas de cristal?
¿Moran transparencias
en imágenes hechizadas?
¿O son calcos
de agua y luna
en la noche solitaria?

Tras el reflejo
donde se acuesta el arco iris
¿Te encontraré
esperándome?


(Deheza Literaria, 2008)


* - * - * - * - * - *



.Mirada.
Tus ojos
eran harapos de orfandad profunda
… profunda y de quiebre antiguo

Pedías
y tus ojos
no acompañaban a tu mirada doliente
sabia
y vieja
Vieja la mirada
mano pequeñita y sucia
Niña, niñita
y a un costado con zapatillas rotas
escapaba el futuro

…y lloré en la tarde
por tus ojos arrodillados.


(inédito)



* - * - * - * - * - *



.Noche.

Noche
y se despierta el silencio
entre tanta luna y ternura.

Son tus ojos mansos
que se distraen
y aquietan en el jade sabio
de mares ancestrales

y caminamos el tiempo
en perfecta parábola
para sentirnos cerca
… tan cerca
que acaricio tu aliento.


Me miras
En el aire
magnolias y nomeolvides
Mis manos
en las tuyas de soles antiguos.


Y al perfilar la aurora
desvaneces tus contornos
en cielos prietos.
Y son recuerdos apenas
los que besan mi orilla


Mañana…
mañana cuando duerma la noche
y se recueste en mi almohada
¿regresarás en mis sueños
papá?



(inédito)


* - * - * - * - * - *



.I.


El lejos
habitó cavernas desconocidas
opacando luces
y con voz plañidera
corrompía al alma (quitando las ganas)


El cerca
se fue durmiendo
en las puertas de lo dicho
y olvidó dónde estaba el fuera.



Ahora…
el dentro y el fuera
rondan confundidos en su piel arrugada.



.II.


Llueve silencio
en los platos ausentes
… las migajas
no alcanzan para tantas miradas



(inédito)


martes, 15 de febrero de 2011

Darío Falconi

Darío Falconi

Antes que nada te advierto que quizás lo que leas sea una gran mentira.
Hecha esta salvedad comienzo por contarte que no creo en las casualidades y coincidencias; pero resulta ser que este blog se actualiza (casi) todos los martes y hoy justamente es ese día. El almanaque dice que hoy cumplo 32 años; por ese motivo, me tomo una licencia y cometo un acto de despotismo al autopublicarme.
Te cuento. Me registraron Darío Rubén, en honor al nicaragüense que se llama de igual manera, pero en orden inverso. Nací en una lluviosa madrugada en la ciudad de Río Tercero, Córdoba. Tuve una infancia de niño callejero, escapándome a la siesta para irme al balneario con mis amigos del barrio Cerino y recibiendo las palizas correspondientes a la vuelta. Además de policía y directivo municipal, mi padre fue locutor de una banda de cuarteto, por lo que con 8 años no me perdía ninguno de los bailes de las grandes bandas de Córdoba que llegaban a la ciudad. Coleccionaba las letras de las canciones en cuadernos de 24 hojas. Compraba algunos cassettes y hacía grabar otros, pero no tenía donde escucharlos. Mi sueño en aquella época era tener un radiograbador, hasta que con el tiempo mi papá me lo pudo regalar y fui el niño más feliz de la Tierra. Seguí callejero, inquieto, solitario y quizás eso fue lo que posibilitó que un vecino se abusara de mi inocencia. Después crecí, empezábamos a tener una mejor posición económica y nos mudamos al barrio Petroquímica, a unos 400 metros de la Fábrica Militar, esa que voló por los aires un 03 y 24 de noviembre de 1995. Dicho hecho motivó nuestro desembarco en Oliva, lugar que nos ofreció el calor de los familiares. Estudié como quise, en la secundaria repetí dos veces el tercer año, pero culminé mis estudios obteniendo el segundo promedio del colegio. Estudié el Profesorado en Lengua Castellana en la Universidad Nacional de Villa María, lugar donde trabajo desde hace 11 años y ciudad en la que resido desde hace aproximadamente 6 años. Me casé, tuve dos hijos: Sofía e Ignacio, me divorcié, estuve de joda, me puse de novio, quise ponerle los cuernos a un amigo, me junté, me separé, amé, me amaron, odié, me odiaron, me quedé, me echaron, viví solo, con amigos, volví a amar, volvieron a amarme, volví a perder… en fin… un quilombo.
Fui canillita, mozo, pintor, instalador de TV satelital, mendigo, ayudante de albañil, repartidor de volantes, ladrón de revistas y calcomanías, beneficiario de algún plan de trabajo del Estado, quiosquero y algunas otras actividades más que no recuerdo en este instante de delirio. En la actualidad soy empleado público (no docente) con horario de trabajo corrido, modalidad que posibilita realizar otras actividades cuasi-ad honorem: periodista, editor, escribir de vez en cuando y mantener un puñadito de blogs (Darío Falconi / El mensú ediciones / Tinta de poetas / Estiércol y margaritas).
Antes de culminar mi carrera de letras mis intereses en investigar y publicar cuestiones relacionadas con la literatura, hicieron que acompañara a Carlos Gazzera en la coordinación de “El Diario Cultura” perteneciente a El Diario del Centro del País, suplemento cultural que desde el 2006 hasta el día de la fecha está bajo mi coordinación. Colaboré en algunas revistas y periódicos locales y provinciales. Publiqué tres libritos: "rock_vm: el rock de Villa María en el Nuevo Milenio" (Recovecos, 2007) conjuntamente con Carlos Gazzera y José Azócar; "Tinta de poetas. Una encuesta a la literatura de este río" (Eduvim, 2009) y el poemario "De barro y carne" (El mensú, 2010).
Este año verá a luz otro poemario del que todavía no tengo nada, sin embargo, es algo que no me quita el sueño; la literatura para mí es un gusto y escribo cuando quiero y como puedo; me despreocupan los comentarios adversos de gente que cree haberse ganado el podio de las letras, ya sea por cantidad, calidad o permanencia. No me importa la popularidad, la técnica, los géneros, las vanguardias… sólo creo en la palabra que se plasma en el papel como la extensión de uno mismo, una difusa representación de lo que soy, de lo que no soy, de lo que quisiera ser, de lo que me aqueja, de lo que anhelo… Lo imprescindible en la vida es vivir, la literatura viene después, por lo menos para mí.



Mi padre conserva un cuaderno:
cuando yo me muera hagan esto
trámites, cuentas, claves,
seguros, deudas, bienes,
todo eso esta ahí, esperándonos.

Cuando yo muera, te digo,
sólo recuerda dejarme
un par de óbolos en mis ojos
y dos más en mi bolsillo.

Seguiré la tradicional ceremonia
y cruzaré el caudaloso Aqueronte;
pero no te aflijas ni me llores,
celebra la convocatoria,
arregla nuestra casa,
Caronte me traerá de vuelta.


(inédito, 14-02-2010).



* - * - * - * - * - * - * - *



Cayeron mis últimas monedas sobre el mostrador,
y agradecí al retirarme.

Esperé la noche contemplando el ocaso,
lustré mis zapatos y me los calcé,
el traje de casamiento me incomodó
pero aún así me encaminé hacia el sur.

Crucé el tenso alambrado
y llegué hasta nuestro lugar,
arrojé la bolsa y de inmediato
tajé la tierra hasta el cansancio.

Me arranqué los ojos,
borré los besos con un revés de brazo,
me extirpé el corazón
y lo deposité en lo más profundo.

Rocié todo con combustible,
encendí el viejo Zippo
y lo dejé caer en nuestros recuerdos,
que ardan como ardimos,
que se consuman como nos consumimos.

Me senté en una piedra
percibí la brisa de la madrugada,
el crepitar desde el fondo,
el abucheo de los grillos,
las luminarias a lo lejos.

Quizás, no pude cuidarte como debí
quizás esto debía suceder
quizás siempre quizás…
por eso liberé tus imágenes, tu recuerdo,
para que seas feliz con lo que has decidido.


Tomé un puñado de tierra
lo deshice entre las yemas de mis dedos
y te pensé por un momento más,
lo cubrí todo
y me perdí en el cañaveral.


(inédito, 14-02-2010).




* - * - * - * - * - * - * - *



La esperanza
es la única excusa,
que le da sentido
a la vida.


(de “De barro y carne”, 2010).



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Flechazo roto
llanto en la madruga
desgano en los días laborales
escaso sueño
descompostura en el cuerpo
sobrevivir al fin de semana
necesidad de un abrazo
extrañamiento constante.

Detalle pormenorizado del dejado,
que intenta a los manotazos
cobrar una deuda
que no se cobra,
no se indemniza,
ni hay garantías.


(inédito, 14-02-2010).


(*) La foto y el montaje es de Robinson Rios,
amigo del alma que cree que soy un actor de Hollywood.

martes, 8 de febrero de 2011

Alicia Perrig

Alicia Perrig
Vivo en Villa María. Escribo. Desde siempre escribo. Todo el tiempo escribo. Aunque no lo lleve al papel escribo. Mis pensamientos son poemas, historias permanentes de palabras que podrían ser escritas (aunque no lo crean, corrijo mis pensamientos como corrijo lo que escribo ¿pienso como una prueba de galera? esta autobiografía –qué palabra- me está revelando secretos).
También cuento. Soy narradora oral escénica. Cada vez que cuento cumplo el sueño de compartir literatura. Conjugo el solitario acto de leer con la incomparable sensación de compartir, pero compartir desde lo inconmensurable, como una ofrenda.
Escribir y contar: mi vida.
Tengo publicado mi primer poemario, Pecado original, gracias a que obtuve el Primer Premio en el concurso “Victoria Siempre 2007” en el marco del V Encuentro de Arte y Poesía “De las Siete Colinas” en Victoria, Entre Ríos.
Si Dios quiere, este año saldrá mi segundo poemario: Excarcelada.
Hay un tercero que ya tiene alma, Cómo, Dónde Cuándo. Tal vez, algún día, encuentre su cuerpo. Si no, andará dejando caer sus chispitas en el espacio que me regale algún amigo, esos que nunca faltan, los que con su generosidad nos evitan el silencio.
A los que alguna vez –antes, ahora, después- me regalen un minuto de sus vidas para leerme, la más bella de las palabras: gracias.



.Su trabajo.
Esa tarde
mi hermana compró aceitunas
muchas
verdes
negras
aceitunas

me gustaban mucho las aceitunas
me gustaban tanto

las comió todas

sentada en la punta de la mesa
les chupó el corazón
uno a uno
hasta desangrarlos

el fruto de su trabajo
dijo mi madre.


(del libro inédito "Excarcelada")


* - * - * - * - * - *


.Sólo una vez.
Hay un día que no termina nunca
ubérrimo día

ese día
las yemas de tus dedos pequeños
dibujan en mi cara una casita

con chimenea

cerca de la oreja izquierda
un árbol
y aquí
donde brinca el cascabel
la mariposa
-con antenas y todo- decís

te miro
tancercatanhermosa

tanto y tanto

la ausencia me aconsejó este despropósito
esta corrupta manera
de quedarme
para siempre

con tu pincel.



(del libro inédito "Excarcelada")


* - * - * - * - * - *


Donde
ni siquiera
hay lugar para
uno

amontonan sus
nadas

tantos.


(del libro inédito "Cómo Dónde Cúando")


* - * - * - * - * - *

Cuando
este desvelo de
costura y despojo
me florece
almácigo

la felicidad.


(del libro inédito "Cómo Dónde Cúando")



martes, 1 de febrero de 2011

Marcelo Silvera

Marcelo Silvera
Primer argentino de familia uruguaya, a mi vieja se le ocurrió que estaría bueno que haga la colimba y me tuvo de este lado del Río de la Plata; pero la demora de un año en renovar el DNI y la eliminación del servicio obligatorio me salvaron. Digamos que le gané.
Me crié principalmente en la República de Mataderos, aunque siempre fue un nómade. Barrio de bohemia y pasiones extremas, con dos polos bien marcados: la riqueza y la pobreza en cada extremo de este límite de la Capital Federal. Las calles de adoquines fueron las primeras en ver mis letras salpicar recuerdos, historias y delirios.
Mi otra casa, Montevideo. Callejuelas finas, con tambores sonando a cualquier hora, en cualquier época del año. Serenidad y charlas de bar; billar y servilletas garabateadas, algunas perdidas, otras convertidas en poesías.
Esquivando las esquirlas de diciembre de 2001, recaí en Villa María. Mi casa. Las letras por primera vez me permitieron vivir de ellas, en forma de periodismo gráfico esta vez. Y el café, con la compañía de Fernando de Zárate, me devolvieron la poesía. Aquella con la que me había divorciado muchos años atrás, porque a mis ojos era una vieja que hablaba de un amor adolescente que no tenía ni tuvo jamás.
Hoy uno de “los malditos”, al decir del mismo culpable; logro el mismo efecto entre aquellas señoras que pintan flores en versos, y los “intocables” de la poesía local: todos piensan que soy un tarado.


.[Poema 1].
Cayeron los muros
se abrieron fronteras
la última bala
era de salva

Dejó de gotear
la sangre del crucificado
cesó el dolor
se aplacó el hambre

La guerra terminó
y el dominio
y el mercado
y la violencia

Todo pasó del gris patético
al Ambar cristalino
con ese primer llanto

de felicidad.


* - * - * - * - * - *


.[Poema 2].
Abrumante
el calor despierta
de un sueño polar
y fóbico

Techos y balcones
lucen hoy
nuevos aires
(acondicionados)
y los Fundamentalistas
prometen volver
el año que viene.


* - * - * - * - * - *


.[Poema 3].
(respuesta a un poema de mi amigo Darío Falconi)

No me lavo
para que no salga
la porquería

Es para que
no
entre
tu
mierda.


* - * - * - * - * - *


.[Poema 4].
Nadie oyó el ruido
de la silla al caer
tampoco su ausencia
cuando el olor
fue insoportable
entró el forense.