viernes, 21 de diciembre de 2012

Alvaro Montedoro





Alvaro Montedoro

Nací un día en Justiniano Posse, Córdoba, Argentina. Vivo actualmente en Villa María. Soy melómano. Hago música, escribo. En diciembre de 2012 publiqué mi primer libro de poemas llamado Ojos Desteñidos (El Mensú Ediciones). En 2013 viajo a Júpiter.






. s/t .
Ahí los ví, sí, ¡qué purretes babilónicos!
A hilos regalados no se le mira el carretel.
Ah, hilos no compré madre, solo alcachofas.
¡Ay! Loz jazminez largan un aroma re zenzual.
Ah, y los porotos no.



. s/t .
Una ráfaga de luces apagadas, se ve húmeda la hendija por el reflejo del solsticio que pasó. Es imposible hasta cosiendo con estaño, un derretir evidente. Se rebalsa al tacto, se perfuma al cegarse, retorcijones. El marfil se hunde y lo liquida, lo licúa, lo licuado a la tarde de calor, todo así. Reverbera el filamento, sin recetas, bajo en calorías y un pedazo de semilla se cayó y murió.
Una mezcla de fluidos perfumados se humedece en las bocas acalambradas de tanto separarse.



. Invierno elefantoso (como si un vegetal)* .
Se miran para ver la inmunidad de sus materiales
Las acciones son impersonales pero nadie lo sabe
Recorren el suelo creyéndose volar, entre solapas de vidrio
Tac, tac, reojos desde el cielo
El génesis del desecho es el orgasmo cartesiano de los ejes
Un cuajado sonar vulnerabiliza su médula
Se mueve para allá, se corre un poquito a la derecha, siente el rose indeseado
De zapatillas en el mar -sí, ¡pero descalzo menos!-
El auto de… pim pum pam, una frase, dos.
Una carta de satélites, sin lapiceras
Redimíte del contexto che, aquel porrazo, el éter
Un manjar, ¡soy risoso!
Te elejí entre el gamón cocido de la jóndola del supermercado Gumbo
Al lado del jruyere
¡Jé alejría!
Un sanguchito nunca viene mal.
Pero los gases
Tan inertes como un recuerdo, una palabra en el aire
Volvés, y la conciencia de la mandrágora purifica un poco
Los kilómetros se miden con intensidad de abrazos
Y este deambular ciego se encarniza más allá
Lo veo, te veo, qué ves, nos veo, qué cosa, me veo.
Un par de cuestiones antes que nada: me gusta ese gorro azul (creo);
Me cansé del frío (¿por qué mejor no lo hacemos en verano?);
Los flashes me ponen de mal humor cuando estoy sobrio;
Estoy estornudando.
¿Será por esa puta película?

* de "Ojos desteñidos", El Mensú Ediciones, 2012.

. Refranes .
Un día el padre le dijo al hermano
Un día la hermana le dijo a la mona
Un día la mona le dijo a Robertito
Un día Josesito no le creyó nada a los fantasmas
Un día el caballo se cansó y a pata se ha dicho
Muchos días que unos sí o otros no
Yo no, ¿vos?
Un día lechón con vino, otro arroz para los pobres
Un día mato, otro rezo por las dudas
Un día me compro un auto y después salgo a caminar por sediento y ario
Mañana nadie sabe, no estés tan seguro
Si sí con facones y sangre, mejor no con letras y estrellas
Garúa y nadie llora, se mueven las placas tetonas
Un día blanco, otro día mil colores
Y que se yo, me tomo una garomba.







martes, 4 de diciembre de 2012

Aleqs Garrigóz


PRESENTACIÓN



Soy Aleqs Garrigóz, soy mexicano y tengo 26 años. Escribo poesía desde mi adolescencia. Soy autor ya de trece libros de poesía; y he publicado muchos de ellos tanto en papel, como en formato electrónico. Aparezco en una decena de antologías literarias editadas en mi país y colaboro regularmente con poemas para alguna revista, periódico, gaceta o página web de algún lugar de Hispanoamérica. Puedes conocer más sobre mi obra en mi sitio web: www.aleqsgarrigoz.neositios.com. En esta ocasión, comparto con los lectores de Tinta de poetas, cuatro poemas inéditos de un libro amoroso que tengo en preparación: Penetrado por el amor. Espero que los disfruten.






. Amar es arder un poco . 
Amar es huir del mundo para refugiarse en unos brazos
que sepan del dolor que jamás compartiste y, entonces,
en ese nuevo abismo abierto,
cerrar los ojos y querer para adentro.
Es dejar caer la ropa blandamente,
murmurar su nombre a las puertas del misterio
y sentir cómo su mano te adentra en él,
no sin oprimirte un poco, como es debido.

Amar es desear sus labios y tenerlos
prodigando abundancia.
Y escuchar que la palabra cede al gemido,
centímetro a centímetro, poro a poro,
mientras te vas fundiendo como la cera en el caldero.
Es derrochar el cuerpo con el salvajismo
en que animal y hombre son la misma cosa
jadeante, enardecida. Y apurar el trago cárnico
de la copa traslúcida
como si fuese la última vez.

Es sentir, adentro, el torrente que fluye, quemando
sin querer detenerse.

Y quedarte un instante suspenso
para escuchar crepitar el fuego
de tu hermosa perdición.



. Memoria del cuerpo . 
Mis manos preguntan por ti
y no sé qué responderles. Parece
que hubieran quedado prendidas a aquella cama
donde, quinceañeros, descubríamos los misterios del tacto,
el deleite de las formas de la carne
y la dicha de ser flexibles.

Todo lo que recuerda mi boca pertenece a la tuya,
inexorablemente lejana: esa savia espesa
que de ella escurría,  la lengua
que más de una vez generó palabras dulces para mí,
el nácar de tus dientes
y todo que me hacías con ellos.

Mis dedos soban mi cuerpo, lo auscultan,
lo sopesan y lo reconocen desnudo,
pretendiendo que eres tú
el dueño de esas pericias, mi dueño al fin.

En mi corazón al rojo vivo sigue sonando,
como un eco inextinguible, tu nombre.

Lo sé, he entrado a la sombra del zodiaco,
y bajo su implacable ley estoy sufriendo
las trampas que su mano sabe urdir.

Ah, quisiera que me vieras ahora
con mis ojos en los quedó grabada tu imagen
suspirando, preguntándome: ¿a dónde va el amor púber
si no es a la separación?



. Tú y yo .
Como un potro salvaje eres
que devora la hierba pequeña de mis actos,
que bebe de las aguas inquietas de mi placer
y cuyas pisadas se han quedado grabadas
como hierros candentes en mi corazón.

Somos ramas del mismo árbol
cuyas hojas ebrias de savia nunca caen
y a cuya sombra se acercan dorados niños
a cantar coros de alabanza a la tierra.

Soy para ti como un sudor abundante
que escurre por tu torso mientras trabajas,
y como un pozo de agua fresca y risueña
en la que desnudo nadas.

En tus manos he sido un arco siempre en tensión
apuntando hacía la eternidad del cielo.

Y tus pisadas van trasfigurando la uva roja de mis entrañas
en un mosto espeso, dulce y aromático
del que bebes para comulgar con otros hombres
en la festividad de las cosechas.




. Garín .
Eres el templo vivo, ardiente de mi apego.
Pájaros arden y echan a volar de tus manos,
porque en ti todo es prodigio: la risa del niño,
sus dientes blancos haciendo explotar la calma,
llenando el circulo del día de bemoles, oboes y tronos.

Circunstancia de la dicha,
en ti como mi pan amasado con saliva
y bebo mi leche siempre a tiempo.
Un alba dulce nos ampara y cubre, si juntos;
y ni el lirio se vistió así en su gloria.

Puerto de luz,
escala por donde baja el milagro a la tierra oscura,
siembras de astros la noche de mi sueño, la llenas
de raíces y alas; le otorgas consistencia.
Todo es colmenas a tu alrededor.
Patriarca, hijo siempre grato.

Gacelas humildísimas corren por tu sangre;
pero tu pecho es la fuerza de mil mares golpeando.
Cuando en la fiesta del verano
llueve sobre los espacios florecidos, eres tú lo más hermoso.
(Eres entonces el fruto desgajado,
dispuesto a incendiar toda mesa y garganta.)

Trago de luz, ebriedad,
escarcha para embellecer cualquier invierno,
nadie me ha tocado como tú alguna vez.

Más allá de los límites y las formas,
en ti conocí el amor.






miércoles, 21 de noviembre de 2012

Silvia Fuertes

Silvia Irene Fuertes
Nací en Quilmes, provincia de Buenos Aires, el 11 de mayo de 1953. Hice mis estudios primarios en la escuela  General Manuel Belgrano situada cerca del Parque de la Cervecería Quilmes. Continúe la secundaria en la Escuela Superior Normal Almirante Guillermo Brown donde me recibí de profesora para la enseñanza primaria.
En el año 1974 comencé las primeras suplencias en la escuela estatal y en 1975 lo hice en el colegio San Felipe Benizi.
Ya en 1978 compartía la docencia en forma simultánea en la escuela La Providencia y en San Felipe Benizi hasta el año 2009. Me jubilé habiendo completado 31 años de actividad en doble cargo.
Durante 2011 comencé el taller literario dictado en  la Universidad Nacional de Quilmes.



. Espejo .
Se miró al espejo. Lo que vio no le gustó. Sus ojos estaban tristes y su mirada lejana. Su rostro demacrado por las arrugas impresionaba.
¿Si la gente supiera?, pero cada uno tenía sus propios problemas.
Comenzó  a  pintarse, el maquillaje disimulaba, tal vez por eso, era que todos creían que su vida transcurría en paz.
Se esmeró más que otras veces. Lentamente colocó las sombras, el contorno de los labios fue delineado y pasó el rubor en sus pómulos.
Ya se había puesto la mejor de sus ropas, la de colores más brillantes.
Sólo faltaba… la voz conocida se acercó  y le dio el aviso.
Ahora sí, se colocó la peluca y salió a escena.
El público aplaudió a rabiar y él esbozó la mejor y la más trabajosa de las sonrisas.
Un payaso no puede faltar en un circo, debía hacer reír a los demás, mientras se desgarraba por dentro.
¡La función debía continuar!



. Rumor de olas .
Es un día gris en los comienzos de la primavera, cuando el invierno no se quiere ir y da sus últimos coletazos que desfiguran el inicio de la estación de las flores y esperanzas.
Pero así pasa… también en nuestras historias personales. A veces no podemos dar un corte definitivo a una etapa de nuestro pasado y cuando ya creemos haberla superado, vuelve algún recuerdo que nos retrotrae a ella. Tal como este día gris de principios de primavera.
La joven que va caminando con los pies descalzos sobre la arena blanda siente como estos se humedecen y hunden dejando las huellas que el agua borrara en unos instantes.
Su mente está lejos, empapada en aquellos recuerdos.
Cada vez son más espaciados, pero vuelven cada tanto y este día, con sus nubes grises y el viento azotando su rostro, hace que su mente esta anclada en esa época de su vida.
Cada tanto, una gaviota parece volverla a la realidad y luego, nuevamente, retorna al pasado.
Sin embargo no está triste porque esa etapa ya se fue y el dolor se hizo cada vez más suave aunque dejo cicatrices imborrables, no como sus huellas que ya desaparecieron de la arena.
Y así, sus pasos la conducen al final del camino donde una niñita muy parecida a ella la espera. Al verla se echa a correr con sus pequeñas piernitas y los brazos abiertos.
La joven se agacha y la recibe contra su pecho. Ha vuelto al presente y en sus brazos tiene su fututo.
Sonríe y tomadas de la mano se alejan del rumor de las olas y aunque sea por hoy, también del rumor de su pasado.


. Libertad .
En el baúl aguardaba. Ya hacía un tiempo que había  despertado del sueño del verano.
¿Nadie se acordaría de él? ¿Ya nadie querría sacarlo?
Tenía muchas ganas de tomar aire fresco.
Y de pronto el ruido conocido, el abrir de la tapa y la brisa penetrando en él.
Una voz familiar ¡aquí está! ¡lo encontré!
Una mano pequeña y el tirón de la salida.
¡Ah, qué hermoso, por fin!
Y se asomaron al ocre jardín. Bellísimo día, ideal para él.
Un fuerte viento sacudía los árboles.
La mano pequeña lo agarró con fuerza y otra más grande sujetó el hilo.
Corrieron un rato y luego la ¡libertad! ¡Qué hermosa sensación!
Sus flecos estaban otra vez agitándose, empujados, llenos de vida. Su cuerpo se hinchaba con el mágico soplido.
Y así subió y subió. Volvió a ver las nubes ¡qué hermosas eran! Las saludó con una pícara voltereta y ellas, al reconocerlo, le hicieron un cómplice guiño.
También fue a los árboles que ya tenían pocas hojas y le dio frío al verlos tan desnudos.
Miró hacia abajo. Una alfombra maravillosa se veía brillar. Los colores pasaban por el amarillo, el ocre, el marrón chocolate. Uy ¡qué rico!
Recordó el olorcito del chocolate caliente que luego el niño tomaría.  
¡Más hilo, mas hilo!, pidió dando círculos como si fuera a caerse. Su cola quería empujarlo más arriba hacia las negras chimeneas.                                                                                          
Lo logró, lo soltaron, le dieron más libertad. Y así recorrió otros lugares que no conocía. ¿Qué pasaba? Es que el niño ya no era tan pequeño. Las piernas habían crecido y ahora corría con más velocidad.
Se encontró con una bandada de golondrinas.
Ellas se iban a lugares más cálidos.
Por un ratito jugó con ellas, las envolvió en un círculo y luego las dejó partir.
Revoloteó un poco más porque el viento se hizo más fuerte. Subió y subió. Pasó silbando por un alto fresno al que terminó de despeinar haciéndole caer las últimas hojas que le quedaban.
El árbol lo miró enojado y él le pidió disculpas. Al fin y al cabo hacía mucho tiempo que no salía a pasear y aún no dominaba muy bien sus movimientos.
Hizo mil piruetas, estiró el cuerpo al máximo. De pronto se asombró, casi se choca con alguien parecido a él. Su forma y colores eran distintos pero compartían los mismos gustos. Juntos jugaron dando vueltas alrededor de las nubes regordetas y grisáceas que los miraban con desconfianza.
Por un rato lo perdió de vista y lo reencontró detrás del ciprés. Se miraron con alegría y siguieron haciendo travesuras.
La mano pequeña comenzó a tirar de él, ¿qué pasaba? Ah, sí ya recordaba, el paseo había terminado. Pero sólo por hoy, porque al regresar a la alfombra dorada escuchó al niño decir al otro: mañana volveremos. Hoy me divertí tanto que te espero en este mismo lugar.
¡Qué suerte! No volvería al baúl, por lo menos no por un tiempo.
El también se sintió feliz y a pesar de volver a tierra con algunos flecos menos pensó que era maravillosa esa vida y que él quería disfrutar la hermosa aventura de la libertad.
Con una sonrisa se acurrucó en el rinconcito donde lo habían dejado al calor de la chimenea y sintió el delicioso aroma del chocolate caliente.
Mañana volvería a la dicha de sentir todas las emociones que lo hacían feliz. Y así despacito se durmió, pero antes miró al niño y dijo: ¡Hasta mañana!   



. Alegría, orgullo y agonía .
Naciste en diciembre
el verano llegaba
y el octavo hijo
a la vida asomaba.
Niñez pobre
monedas juntadas
para ir al cine
y comprar la entrada.

"Palo de escoba"
te decía
y no te gustaba
aunque te cabía.
Tu cabello rubio
se asemejaba,
al trigo marudo
en la temporada.

Ya adolescente
de aprendiz te mandaron
y hasta Buenos Aires
tus viajes llegaron.
Y el pequeño viajero
con el paso del tiempo
llegó a ser aprendiz,
y de profesión joyero.

Llegaron los bailes
que no te gustaban
pero allí estaba la chica
que vos anhelabas.
Dos años de novios
luego del casamiento
construyeron su nido
para los hijuelos.

Primero una niña
y luego el varón
la familia armada
con el corazón.
La vida pasaba
los hijos crecían
y ustedes de a poco
mayores venían.

Después de algún tiempo
la reunión de amigos
jugando a las cartas
trajo un poco de olvido.
Aunque caminando
por sitios queridos
tus tristes miradas
traían recuerdos
de besos perdidos.

Te fuiste despacio
aquella mañana
tus ojos celestes
que ya no miraban.
Dormido quedaste
como vos querías
en un día triste
de lluvia y de frío.

El miedo en tu vida
fue tu compañía
una parte tuya
que vos maldecías.
Miedo que te consumía
y que no podías
por más que quisieras
echar de tu vida.

Y ahora pasados
dos años desde tu partida
tu hija te escribe
esta sencilla poesía.
Es un homenaje
al hombre querido
que fue para ella
alegría, orgullo y agonía.


martes, 13 de noviembre de 2012

Marcela Rosales


Foto de Darío Leiva (La Bandada)
Una pregunta que se les suele hacer con cierta frecuencia a los escritores es ¿desde cuándo escribe usted? Sin embargo, la pregunta relevante a mi modo de ver sería ¿desde dónde se escribe? Al menos en mi caso, la espacialidad - en sentido geográfico y simbólico - ha jugado un papel determinante en mi necesidad de escribir. Aunque nací en Córdoba, crecí en el sur, en un pueblo de la provincia de La Pampa, en un ambiente familiar donde predominaban las vivencias de desarraigo. Mis padres no eran de allí y no teníamos familiares directos. Los libros, la música y los amigos que hicieron las veces de familia se convirtieron en nuestra pequeña patria, pero cierto sentimiento de orfandad persistió en las lecturas escogidas, en las melodías compuestas por mi padre en su guitarra y en los amigos elegidos, de los cuales presentíamos que un día habríamos de separarnos también. 


Y así fue, en efecto, cuando con parte de la familia regresé a vivir a Córdoba. Yo tenía 15 años y a partir de ese momento, las experiencias infantiles -un tanto diletantes y nostálgicas-  de escritura previa, se fueron transformando paulatinamente en mi único modo de habitar el exilio. Los poemas de mi primer libro "Versos como naves" (EDUCC, 2005) - sonetos- llevan consigo, a la deriva y sin poder jamás vencer la distancia, el amor que no pudo ser, la música del padre ausente y las lecturas de Miguel Hernández, compartidas en las silenciosas noches pampeanas. Mi segundo libro, "Con tu pie desnudo" (Alción, 2008) sale en busca de otra musicalidad, la que está ligada a mi experiencia temprana en la danza, como una forma de reapropiarse de un espacio que siente ajeno y que resulta imperioso resignificar. Finalmente, mi último libro publicado "Ciudad de huecos" (Alción, 2011) refleja el arribo al sitio preciso desde donde escribo, el cual después de tantos balbuceos, comienzo a saber nombrar. "Habitamos los huecos", como dice Santiago Augustu, un amigo pampeano -músico y poeta- con quien voy aprendiendo a hacerlo. 

El gran Césare Pavese afirmó alguna vez que se escribe desde una conmovida perplejidad ante una tierra desconocida. Creo que eso resume bellamente todo lo anterior. Desde esa conmovida perplejidad que a veces llega hasta el ahogo, bajo un cielo sin regreso escribo para poder respirar.

Marcela Rosales, noviembre de 2012.



. Dos comediantes .

                  “Si sigo acobardado y no me dejo ver
                   ¿ocuparás mi lugar? Gracias.
                   Tu hermano mayor,
                                                   Groucho”

Y un día, nosotros también nos fuimos.

Salíamos de madrugada a enfrentar la ciudad
con los demás fantasmas de las siete.
Yo subía al micro apretujada entre los cuerpos
helados, sólo para ir entrando en calor.

Vos recorrías el colegio buscando señales,
un pequeño gesto que delatara al impostor.
Pero nada, eran muy estrictos en esa cofradía
de espectros.

Para el mediodía ya estábamos escondidos
en el hueco. Los sillones dejaban de ser cama
y aprendían a ser mesa. Yo sólo sabía hacer arroz.

Comíamos en silencio enterrando en las
flores de porcelana el olor de las magnolias.

Después, yo te leía el Quijote y llorábamos
a carcajadas.


* * * * * * * * * * * *


. Autómata .

Hay trenes que se empacan en maletas
aviones que se guardan en sombreros,
barcos que se doblan en pañuelos
y carrozas que se calzan con los guantes.

Las estaciones, en cambio, no caben,
no caben.

(Se extienden por el mundo como rieles
y nos dejan varados)


* * * * * * * * * * * *


. Hospital .
       
                     “Me quemaré en tu sol, Concepción”
                                                         Hugo Rosales

Rías negras      
      rías de la vida
                  rojas rías.

El pico nevado en lo alto
miasmas flotando en lo bajo.        
Cuerpos dolientes-padres ausentes
sombras helándose al sol.

La mujer in
              /
        grávida
el hijo no
            /
         nato
el padre no
           /
      muerto.

El hijo anudado a la madre
la madre anudada al padre
el padre anudado al cable
el cable anudado al viento
el viento anudado al hueco
de mis venas abiertas:

gota-goteo remedio
                    rojas rías
gota-goteo alimento
                    rías de la vida
gota-goteo excremento
                    negras rías.

Hijos silentes-tumbas pacientes
sombras helándose al sol.


 Marcela Rosales (Ciudad de huecos, Alción, 2011)


* * * * * * * * * * * *



. Nighthawks .



             “‘Comunicarse’ es una palabra
                    abusada, como ‘amor’.”
                    Charles Bukowski

Una noche cuando tenía diez años
mi padre me llevó al desierto,
me entregó una escopeta y un candil
y se marchó. ¡Buena caza! -fue todo
lo que dijo-. No lo volví a ver.

Buena caza –coreé chocando
mi vaso contra el tuyo vacío.
Vos le pediste al barman
un whisky decente.

Cuando tenía catorce años,
después de otra trifulca familiar
le grité a mi padre que se fuera
de una maldita vez y nos dejara
en paz. Esa noche en el patio
de casa con la falda enroscada
en la cintura, escalé los 3 metros
de la antena de tv. y me hamaqué  
sobre el vacío por horas.

Vos escuchaste por un momento el blues
que se filtraba a través del mostrador
y evaluando el trago a trasluz dijiste:

Nada mejor que invertir la perspectiva.



Pintura de Edward Hopper.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Delia Pilar Checa


Delia Pilar Checa

Nació en San Salvador de Jujuy, Argentina; se trasladó muy pequeña a Mendoza donde se radicó. Egresó como médica de la Universidad Nacional de Cuyo, profesión a la que se dedicó hasta su jubilación, posteriormente le llegó el momento de ahondar en una "materia" que tuvo siempre pendiente: la literatura... pues siempre fue una enamorada de ésta, participando en estos últimos años activamente en el ámbito literario plasmando en papel algunas de sus obras. Ha publicado poemas en antologías y algunos libros propios. Finalista en el Certamen Internacional de Poesía Surrealista del Café Poético 2010. Finalista en  el Certamen del Centro de Estudios Poéticos de Madrid 2010. Ganadora primer Premio de Poesía, tema libre, del Certamen Nacional “Renacer literario” de Sociedad Argentina de Escritores filial San Rafael 2011. Miembro del foro Café Poético desde el 2010 formando parte actualmente de la Administración. Participante de taller de Poesía "Juntarenas" y del Café literario de la SADE. Participante del Ciclo “Conoce a Nuevos Escritores” 2012.






 .Designios maternos .

Cuando nací, 
con tierna sonrisa, 
mi madre me dijo: 
Fruto de mis entrañas…
mira estos dos blasones
que con dolor te brindo… 
Escoge….

Aquí un yugo tienes…
Gozarás si lo eliges 
lo material y de sensuales placeres,
de la riqueza y el poder.
Pertenecerás al género
de hombres comunes
lo que una ventaja supone,
afrontarás pocos riesgos,
en la manada humana
te sentirás protegido.
La ambición será el motor 
que te impulsará a competir
lo que te llenará de disfrute.
Aunque ignoro si te sentirás pleno…

He aquí el otro blasón…
Una estrella que alumbra y mata,
ante ella los hombres comunes
con pavor huyen pues sabrás
que el que porta luz solo se queda.
El que crea crece y padece…
Con el corazón herido
marcharás por ignotos caminos.
Si ésta eliges serás
el que de vivir no tuvo miedo.
El que irá deslumbrando con sus pupilas
mientras a su vida le crecen alas…

Escoge bien…hijo mío…
El mundo tienes por delante
y escultor de tu vida eres…



. Poema del agua .

Soy río subterráneo, 
corriente oscura que corre
mientras mis ignoradas linfas 
fructifican las savias…

Regocijada ante la inminencia primaveral 
y el emerger de tiernos tallos, 
estallido de luz y color,
recorro ocultas rutas con osadía.

Entre tanto en la sombra discurro,
ingratos, los gérmenes olvidan,
cuando devienen corolas el amor
y el beso mío que sus raíces nutrió.

¡No importa! 
A mi alma exaltan 
ante el milagro de la vida.
Al emerger de la tierra
reflejaré el rostro del ser
cuya sed sacie y, límpida, con celo,
espejaré rutilantes estrellas
con las cuales me beberá,
absorberá así un trozo de cielo…

Te asombrarás cuando de aquella 
brote transformada en río manso
y cantarino con márgenes
de florecillas multicolores
en discurrir maravilloso…

O me precipite al abismo
en torrente coronado de arco iris,
sin dejar de cantar mi canción.

O me vuelque al mar y me funda
con él aceptando sagrados designios…

O me convierta en bruma,
del agua su fantasma.

O en rocío, su sonrisa.

O en nieve frágil, blanca mortaja
que cubrirá la tierra.

O en hielo en que, como Lot, 
seré estatua salina.

O en témpano que reflejará
rosas de auroras boreales

O en lluvia que serán las lágrimas
Que el cielo derramará.



. Las manos de mi madre .

Hace tiempo, madre,
que tu imagen menuda
da vueltas alrededor
de mis letras...

Recuerdo que tus manos,
cuando ya la muerte
se ensañaba contigo,
se vistieron de un silencio denso.

Manos sarmentosas,
cuerdas tensas,
pequeños garfios anudados,
llenas de las ocres huellas
que el tiempo fue dejando...

Años de labrar jardín,
lidiando con azada y rosales,
llenando ese orbe
de pequeños milagros.

Como araña laboriosa
tejiste mil sutilezas
y en tu otro reino, la cocina,
aromado con orégano y tomillo,
obraste maravillas...

Las manos no podían ocultar
la marcha inexorable del tiempo
-¡qué sinceras son las manos!-,
la entrada inminente
en ese crepúsculo
tras el cual terminarían
todos tus afanes.




. Imaginación .

Imaginación… túnica
que viste mi silencio de belleza,
convoca mis demonios
en una danza erótica e intrépida.

Imaginación, túnel mágico,
tenue ranura de lo impredecible,
que me lleva al mundo de lo sutil,
donde mis sueños viajan entre remolinos.

Imaginación… Resonancia
de sonata de mágicos arpegios
en cuyo pentagrama se deslizan
ingrávidas mis dulces ilusiones…


jueves, 25 de octubre de 2012

Cecilia Codina Masachs

Cecilia Codina Masachs nació en Hospitalet del Llobregat (Barcelona)-España. Actualmente vivo en Río Cuarto –Argentina.
Desde muy niña escribía en recortes de periódicos pensamientos, poesía, cuentos y novelas. A los siete años mi madre al ver mi afición a las letras me regaló un diario donde escribí casi toda mi infancia. Hoy publicado en mi libro «Historias de Sesy Bo".
Durante veinte años, fui enfermera, posteriormente como Diplomada de Enfermaría. Docente en la Universidad de Enfermería en Santander –España-
Después, monja de clausura durante veinte años en la Orden de Predicadores en España.
En los tres años últimos en mi Blog http://estoyatuladosorcecilia.blogspot.com, he desarrollado mi trayectoria literaria en poemas, vídeos en You Tube y narrativa, entre otros temas humanísticos y de apostolado por el correo sorceciliacodina@gmail.com.
Asidua colaboradora de Revistas de teología Espiritual en artículos dependientes de la Facultad de Teología de Valencia y de la facultad de San Estevan de Salamanca, ambas en España.
Actualmente estoy dedicada ha cultivar la poesía clásica, sin dejar mi estilo poético libre.
Participo en diversos eventos literarios nacionales e Internacionales, con un certificado de apreciación de la Oficina del Alcalde de la junta de comisarios del Condado de Miami –Dave, por participar en el III Encuentro Literario Internacional «Luz del Corazón».



. Octava real la vida .

Si yo quisiera hablarles de la vida,
diría que hay que estar enamorado
gozar cada momento lo que pida
sin esperar jamás ser el premiado.
Es un estado propio más de la ida,
que una vuelta, sin estar enojado
sin tener que penar entre la hondura
prendida a una sombra de amargura.
La ausencia de mi Dios incandescente,
aprieta al hombre tanto a ser verdugo
que no escucha los gritos de la gente,
como rico Epulón niega el mendrugo
pobres son, que buscan sencillamente
para llevarse hoy a su boca un jugo,
más se arrastra la astuta y vil serpiente
dejando al pobre sin una simiente.




. Mi montaña .

Eras una montaña, esbelta y bella,
la quise yo escalar y conquistar,
ser río fue mi destino, tú estrella
puse en ti todo mi amor sin chistar,
quise ser ese beso que se estrella
en la profunda cima y así instar,
a que bien oteases mi hermosura,
la riqueza en mi lecho de ternura.




. Décima del beso .

Nace una nueva luz bella,
posa en el acantilado
un fiel beso a cada lado,
su gran boca así lo sella
la roca sin más destella
una silueta esbelta.
Enrojecida y envuelta
en semejante destino
sólo un beso matutino
la enamoró de una vuelta .



. La batalla .

Encontré a la soberbia por mi gran paraíso
altiva como piedra que en vano me buscaba,
me tropecé con ella más yo no la miraba
ante sus desafíos, nunca le di permiso.

Refulgentes sus ojos, prendían sin aviso,
me tentó con sus garfios más yo la despreciaba
y tanto la temía, que muerta la soñaba
después de tanto tiempo, vi que soy indiviso.

Hoy vengo sin más miedo, por eso digo! vete!
tan cruel maldad que mata, sin más al hombre bueno
se libre de esta casta, de su fuerte grillete.

No tengamos ya miedo, matemos el veneno
pues la verdad hoy triunfa, su fin a Dios compete
con humildad se llega, si el amor va sin freno.



domingo, 30 de septiembre de 2012

Beatríz Teresa Bustos


Soy Beatriz Teresa Bustos, nací en el año 50 en Villa Nueva y a los seis años nos mudamos con mi familia  a la Ciudad de San Francisco, Córdoba. Tengo un esposo,  tres hijos, tres hermosas nueras y seis nietos. Soy una peregrina del silencio, escribo desde el ordenado-caos de mi alma. Mi imaginación no tiene límites y a causa de ella creo que tengo (como dice Abelardo Castillo) “una locura lúcida”. Al principio lo hacia como buscándome entre las palabras y cuando me encontré, pude liberarme de mí, pero me quedé prendada de los versos. Tengo cuatro publicaciones en forma artesanal, me quemo las neuronas tratando de hacerla lo mejor posible ellos son: Versos Sencillo, Exilio Interior, Lobezna Dramaturga y Beberse el último sorbo de las sombras”.  Tengo en preparación mi próximo libro Sin Testigos.
Desde el 2007 coordino el taller literario Sika de Brook de la Penitenciaría N° 7 de esta ciudad y también el grupo literario “ Indicios en Tinta”. Participo en todos los concursos que llegan  a mis manos y no me va tan mal ja ja ja .


. Última mentira .
Es temprano aún
y ya presiento el derrumbe.
Hay trampas insospechadas
en los jirones de silencio
y en la mirada aguarda el abismo,
cómplice de la última mentira

Adagio de mariposa,
es la piel para el  límite del vuelo
y porque los retazos de viento no alcanzan
para cubrir la distancia hasta hueco,
transmuto mi carne de cenizas,
en  follaje avariento.
Palabras cómplices
hilo en las sombras del entendimiento,
para poder andar
por las huellas del día hasta el beso,
para mantener encendida la raíz,
sólo así puedo ser,  cántaro y cielo.

Es temprano aún y ya la soledad
comienza su misión
sin preguntar si quiero.




. Ave de cristal . 

No me atrevo a descifrar el calendario.
Exhala recuerdos y proyecta temores.
En sus celdillas liba el acertijo.
Es ciego cazador.
Vigila la pupila esclava
y en su cubil de sombras trama el equilibrio
del instante sobre instante.

Amarga soledad la de su daga
que troza la huella irrepetible
y cincela su edad en los anales.
Es vano mendrugo,
no alimenta a la hambruna de la carne,
ni le agrega más brazas a la sangre.
Cuando las vivencias y la piel arden,
las cenizas lamen  su  mezquino cetro.
Es sólo un suspiro en el tiempo.

Ave de cristal. Umbral del orbe.
Retoña tu escritura
en la impiadosa lengua de tu especie.

Pero no puedes retener al Ser en tus jardines,
ni bajo tus soles.
Siempre.
Siempre.
A la mano abierta de la Aurora emigran los nombres.




Lágrima . 

 Me delata.
La ley se cumple.
Casto grito en el rostro de la paloma del dolor.

Atados a la niebla,
mis vientos aguardan  el oleaje de los árboles.

Una hambruna de copas y aves
acostumbran a mis ojos al espantado silencio.

Dejo por un instante macerar en mí,
los vocablos heridos por el roce.
Mientras espero,
busco en los cristales el código del beso.

Desciendo.
Descifro la trampa del fuego.
Su retorno invisible proyecta la presa
que soy en el espejo.

Marea de ojos.
Las pupilas se agitan, cruje la mirada.
La barca se estrella contra la ceguera del día
…sin perdón.



Anhelo . 

 Atravesar
la fatiga.
Fugarme
a contraluz
por las
vertientes
de la lluvia.

Con el único
afán de
encontrarme
entre
el holocausto
de palabras
y serle fiel
a la vida.




martes, 11 de septiembre de 2012

Charlie Suárez

¡SALUDOS LECTORES!

Soy Charlie Suárez, nací en Mar del Plata, el 16 de febrero del '85 y odio las autobiografías.
Dibujo y escribo desde que tengo recuerdos. Cuando empecé a dibujar era muy chico, tengo imágenes de mis padres, amigos de ellos y familiares a mí alrededor viéndome hacer “mi gracia” sobre un papel y diciendo cosas chistosas como "el artista de la casa" o "este chico está inspirado/poseído". También me acuerdo que tenía un cuaderno donde escribí mis primeros y espantosos cuentos de terror (lo de espantoso no es precisamente por el género) que hace poco encontré y me reí mucho. Si, disfruto reírme de mí.
Luego, con el tiempo, me fui perfeccionando y estudié varias cosas, entre ellas diseño gráfico y fotografía.
Publiqué mis textos en antologías y un poemario de manera independiente.
Una de las cosas que amo últimamente es maquetar cuentos infantiles, escribirlos, ilustrarlos y encargarme también del diseño.
Me gusta la naturaleza y no podría vivir sin arte.





Rayos .
pude cambiar los tonos
pude volver a cuando los colores eran otros. 

estaba en esa casa
y las flores del papel tapiz
comenzaron a moverse
se balanceaban armoniosamente
todas hacia el mismo lado y volvían a sus lugares
fue genial verlas
fue un descubrir emocional.

pude haberme golpeado la cabeza con el espejo
y que los cristales incrustados en mi frente sean la corona
y ser un rey
el Rey de Cristal y Sangre
en mi reino de vacío
y mis pies en la madera del piso
rodeado
de serpientes de cadenas
de ciegos con su mascaras

pude caer

pero
elegí
encomendarme al universo

 luego me sumergí  a las profundidades del océano
no podía respirar
pero un pez amarillo y con lunares blancos,
comenzó a girar a mi alrededor
y luego se metió por uno de mis ojos, el derecho
y así recuperé el aire
sintiéndolo nadar en el gris de mi cerebro.

pude ser el pez canario en la jaula del cráneo de Tánatos
pero elegí cambiar los colores del tiempo.

pude ver los rayos
invadiendo el azul profundo. 




. Dar .
Hoy
bajo este cielo
de viento helado, fantasmas y neblina
le entrego al universo, mi vida

mi vida entera
convertida, transformada
vivida,
en poesía.


Mi vida
que es un barco
que a veces pierde el rumbo
sin control y a la deriva
de tormenta en tormenta
de electricidad en electricidad.


Dar
darlo todo
encomendarlo todo

todo al universo, todo a la luz
somos barcos


                       barcos de luz
                                     flotando
                                          en el cielo.





. No .
No, no
ya no quiero ser animal
ni vegetal
no quiero especie
ni estirpe
me voy a ir de la cuidad, para siempre

no quiero ser ningún color
no quiero representar algo,
que actúen los otros

que se vayan volando
a la nada
y se choquen con la nada.

todo se lastima fácilmente
los ojos de mis manos segregan su pus
bebida por hadas ciegas y cornudas
con sus bocas partidas

es lo que siento
no me importa el escaso decoro en mis palabras
podes horrorizarte
y volver a comer mierda en un instante

estás en todo tu derecho.



. Oración .
quisiera empaparme de la sabiduría del mundo

quisiera que vinieses a mi esta noche
que tu orilla llegue a mis pies y los moje
y las estrellas se hagan presentes, allá en lo alto
al igual que los dioses y extraterrestres y dragones
ángeles, dinosaurios y monstruos, que con su ternura
me invadan
y que no haga frío aunque frío hiciese

que la ultima ola me salpique de vida
hoy que me falta toda la risa

que la Virgen de los dolores me cubra con su manto negro
cuando no haya esperanzas, para nadie